INCREÍBLE PERO CIERTO

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Dirigida por: Quentin Dupieux
Estreno: 16 de Mayo
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INCREÍBLE PERO CIERTO

Una película de Quentin Dupieux

ESTRENO COMERCIAL: 16 de MAYO 2024
Tráiler
https://www.youtube.com/watch?v=mwpQbfMFW2c

Tráiler para Descarga
https://drive.google.com/file/d/1W7ZbfNankWnJdL5fZCZL4wj4pXwWcfKB/view?usp=sharing

Teaser
https://drive.google.com/drive/folders/1VAFtBpZSGEIro3pXR7sdAfgwAjL6-sQn?usp=sharing

Descarga de fotos:
https://drive.google.com/drive/folders/1TDtjCOLLrfX99yZO3O8mz47GVDXU4RFH?usp=sharing

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SINOPSIS
Alain y Marie se mudan a la casa con la que siempre han soñado. Y eso que el agente inmobiliario se los había advertido: lo que hay en el sótano puede cambiar sus vidas.
DIJO LA CRÍTICA
“Insólito y estupendo disparate sobre la decadencia del cuerpo (…) una comedia loca sobre un tema muy cuerdo”
Javier Ocaña: Diario El País

“Con un montaje vertiginoso (…), acompañado del humor de Dupieux, el cineasta francés continúa demostrando su talento en la construcción de los relatos de fantasía innovadores y divertidos (…) Puntuación: ★★★★ (sobre 5)”
Miguel Romero: Cinemanía

“Encantadoramente excéntrica (…) ‘Incredible but True’ es una divertida pieza que proviene inequívocamente de la perspectiva alocada de Dupieux”
Jessica Kiang: Variety

FICHA TÉCNICA
Título: Increíble Pero Cierto
Título original: Incroyable Mais Vrai
Dirección, Guión y Edición: Quentin Dupieux
Producción: Mathieu Verhaeghe, Thomas Verhaeghe
Casting: Marine Albert
Música: Jon Santo
Fotografía: Quentin Dupieux
Año: 2022
Duración: 74 min.
Género: Comedia
País: Francia
Distribuye: Impacto Cine

REPARTO
Alain Chabat, Léa Drucker, Benoît Magimel, Anaïs Demoustier.

DIÁLOGO CON EL ELENCO
“Increíble pero cierto” comienza con una escena en la que Alain (Alain Chabat) y Marie (Léa Drucker) miran a la cámara, expresando su desconcierto y preocupación por cómo explicar lo que les está sucediendo, temiendo que los demás piensen que están locos. ¿Esta es la experiencia típica de trabajar en una película de Quentin Dupieux?
Alain Chabat: Siempre me ha sorprendido la reputación de las películas de Quentin. Puedo entender que algunas personas las encuentren extrañas, pero en mi opinión son todo menos opacas o radicales. Y esto es especialmente cierto en el caso de esta película, que, si bien comienza con una premisa peculiar, luego se aclara de manera cristalina.
Anaïs Demoustier: Cada vez que he trabajado con Quentin y he intentado hablar con amigos o familiares sobre la película en la que estábamos trabajando, he notado que se quedaban perplejos. Sin embargo, al resumirlo brevemente, la reacción suele ser una mezcla de asombro y risas. Esto solo sucede con las películas de Quentin, lo que confirma su singularidad y su habilidad para crear historias divertidas que, a pesar de todo, nunca carecen de profundidad.
Ambos ya habían trabajado con Quentin, pero esta es la primera vez para Léa y Benoît…
Benoît Magimel: Podría haber ocurrido mucho antes. Quentin se puso en contacto conmigo hace unos doce años, después de ver “Una chica cortada en dos”, de Chabrol. Me comentó lo mucho que le gustó la película y cómo mi personaje y mi interpretación le dieron la impresión de que estaba listo para intentar algo un poco más fuera de lo común. Eso me hizo muy feliz, aunque en ese momento no me ofreciera nada concreto. Aunque soy un recién llegado a su cine, esta fue realmente una experiencia novedosa para mí, gracias a su habilidad para crear un entorno peculiar pero comprensible, aunque aquí no hayamos llegado tan lejos como con la mosca gigante de “Mandibles” o el neumático asesino en serie de “Rubber”. Sin embargo, los personajes son fáciles de entender.
Léa Drucker: Adentrarse en su mundo es encontrarse cara a cara con una imaginación vasta pero llena de sentido. Los problemas que enfrentan los personajes me parecen bastante concretos y muy humanos. Es el contexto lo que resulta fuera de lo común, no los problemas en sí, que podrían afectar a cualquiera.
Esta es sin duda la verdadera sorpresa de “Increíble pero cierto”, que se desarrolla, al igual que sus películas anteriores, en un ambiente extraño, pero que al final revela su visión particularmente racional de dos parejas.
Alain Chabat: Es sin duda su película más lineal, no se enreda en giros narrativos como romper la cuarta pared. Me encanta el hecho de que se aferre a su historia sin fingir nunca, sin renunciar a su placer, sino yendo directamente a lo que busca. “Mandíbulas” se relacionaba, a través de su dúo de imbéciles, con comedias como “Tontos y tontos”“Piel de ciervo” tocaba temas más oscuros… Pero durante una proyección técnica de “Increíble pero cierto”, lo vi inmerso en la película como si fuera un espectador más.
Anaïs Demoustier: Es claramente mi película favorita de Quentin, precisamente porque aborda cuestiones profundas, desde el paso del tiempo hasta la decadencia de una pareja, sin apartarse de una cierta extrañeza o locura totalmente integrada en el tema. Refuerza esta mezcla de dulce locura y cuestiones muy contemporáneas, desde el lugar del hombre y la mujer en la sociedad hasta sus formas de competencia en la seducción. Ya había algo de esto en “Piel de ciervo”, sobre la soledad, pero “Increíble pero cierto” posee otra dimensión al ser a la vez dulce y melancólica.
Benoît Magimel: La primera vez que la vi, me di cuenta de que “Increíble pero cierto” era su película más evidente. Es ante todo una película sobre el amor. Ya sea la dificultad de amar o el miedo a dejar de ser amado, con sutiles variaciones según los personajes. El mío o el de Léa reside en diversas formas de insatisfacción, de frustraciones. Los de Anaïs o Alain se sitúan más bien en el terreno de la aceptación.
Léa Drucker: Hablando de relaciones, “Increíble pero cierto” toca conceptos universales, como la idea de aceptar o no el envejecimiento, las disociaciones, los desequilibrios que esto puede crear en una pareja de larga duración, personas que ya no tienen veinte años, que se encuentran en un momento de su vida en el que no son ni viejos ni jóvenes…
Esto implica un cierto naturalismo, sobre todo en la escena de la cena, que se convierte en una conversación absolutamente banal sobre temas…
Anaïs Demoustier: En efecto, resulta sorprendentemente creíble, pero incluso cuando la conversación durante esta cena parece una discusión banal entre vecinos, siempre hay momentos, pequeñas cosas en el diálogo, que nos remiten a este deslizamiento. Resulta casi invisible en la pantalla, pero cuando estoy aprendiendo mis líneas, esta frontera con lo natural me salta a la vista. No se habla lo suficiente de la precisión y la exigencia de la escritura de Quentin. Para la escena de la cena, se escribió absolutamente todo.
Alain Chabat: Incluso los titubeos, los “bueno…”, los micro silencios, estaban en el guion. No hacen falta muletillas de actor. Es este lado ordinario, los diálogos superpuestos, esta conversación que se toma su tiempo para ponerse en marcha, lo que hace que la escena sea hilarante a la vez que aporta muchos detalles sobre la relación de estas dos parejas.
Benoît Magimel: Creo que hay un malentendido cuando se utiliza la palabra surrealismo para describir las películas de Quentin. Tiene mucho más que ver con lo absurdo: sus comentarios sobre el mundo o la época pueden resultar a veces desconcertantes.
Léa Drucker: Me encanta esta forma de tratar lo absurdo, como lo hace la vida real, o que cualquier conversación ordinaria pueda convertirse en algo increíble. Tiene algo de infantil.
Benoît Magimel: Su precisión es especialmente agradable para un actor. Me recuerda a Chabrol, el lado tranquilo y pragmático que le permiten sus certezas. Nos protege de hundirnos en las posibles caricaturas que podrían existir en su estrafalario mundo. Esto no significa que no esté abierto a sugerencias. A veces estuve tentado de empujar a Gérard a la caricatura o al burlesque, ya que lleva la dimensión cómica de la película más que los demás, antes de darme cuenta de que se dejaba llevar por la mecánica imparable de la escritura. Todo está ya ahí. Y, además, en el plató, Quentin nos acompaña, sin forzar las cosas, sólo a veces para aligerar el golpe.
El aligeramiento se combina con un uso más limitado de los efectos especiales visuales…
Léa Drucker: Estamos inmersos en una fantasía impresionista que se apoya mucho en el diseño: esta casa es extraña… y, por cierto, existe de verdad, no es una creación…
Anaïs Demoustier: De todos modos, tengo la sensación de que Quentin desconfía de un cine demasiado naturalista: prefiere mantenerse en la investigación formal. Además, más allá de la suerte de trabajar con un director con un universo tan singular, la estética de Increíble pero cierto me parece especialmente bella. Cuida enormemente la dirección artística, hasta la meticulosa elección de los accesorios y el vestuario.

Algunos elementos de la película recuerdan a clásicos de la literatura como El retrato de Dorian GrayAlicia en el país de las maravillas.
Léa Drucker: Estas referencias eran evidentes para mí, pero cuando se lo mencioné a Quentin se sorprendió, como si acabara de darse cuenta. Es uno de sus rasgos de carácter: esta coexistencia de una especie de inconsciente, su espontaneidad, y un control total -sobre todo técnico- de su mundo. Dejando libertad a sus actores: para él, evidentemente, no había guiños intencionados a Dorian Gray o a Alicia en el País de las Maravillas, pero -quizá porque son mis referencias- los integré.
Anaïs Demoustier: Curiosamente, si hubiera que encontrar un vínculo literario, siento que Increíble pero cierto se acerca tonalmente al espíritu de las novelas de Michel Houellebecq, sobre todo a Whatever, en su poesía que combina humor y observación lúcida -a veces implacable, como la última parte de Increíble pero cierto- de la condición humana. A diferencia de las obras de Houellebecq, ninguno de los personajes de Increíble pero cierto es juzgado. Aunque tengan motivaciones diferentes, el espectador puede sentirse cercano a cada uno de ellos. Me comprendo y me reconozco tanto en el personaje de Léa como en los que interpretamos Anaïs, Benoît o yo.

¿Diría que Increíble pero cierto es un cuento moral?
Alain Chabat: Sí, pero paradójicamente es muy concreto. En este sentido, la escena de la cena de la que hablábamos no es baladí. Ningún otro escritor de diálogos la habría hecho durar tanto. Quentin deja entrever las preocupaciones de sus personajes, pero lo convierte en un puro espectáculo cómico.
Léa Drucker: Un cuento, sin duda. ¿Moral? No necesariamente. Aunque el personaje de Alain, que relativiza las cosas más que los demás, aporta razón a esta historia. De todos ellos, es el que tiene los pies más firmes en la tierra. Esto no impide que te identifiques con cada personaje. Increíble pero cierto no pretende transmitir un mensaje, sino abordar preocupaciones que en realidad están muy extendidas.
Benoît Magimel: Yo lo veo como un relato filosófico, pero que vuelve a centrarse en el elemento humano y sus realidades, tanto en sus aspectos trágicos como cómicos, más que como una parábola, porque no hay intención de dar lecciones. Esto es lo que hace que Increíble pero cierto sea especialmente entrañable.
Alain Chabat: Mi temor era precisamente que la parte más dulce se apoderara de lo que me había hecho morir de risa cuando leí el guion. No sólo no es así, sino que Increíble pero cierto consigue ser a la vez conmovedora y divertida. Quiero decirle a la gente que, aunque esta película les haga cuestionarse cosas, se lo van a pasar muy bien. Y prometo reembolsarles el dinero si se aburren. (risas).
SOBRE EL DIRECTOR
Quentin Dupieux nació en París el 14 de abril de 1974. A los 18 años, descubrió el cine y se compró su primer sintetizador. Bajo el nombre de Mr. Oizo, lanzó el clásico tema “Flat Beat” y álbumes como “Analog Worms Attack”“Moustache (Half a Scissor)”“Lambs Anger”. En 2007, Dupieux escribió, dirigió, filmó, editó y compuso su primer largometraje, “Steak”. Le siguieron “Rubber” (2010), una película de terror absurdo, y la comedia “Wrong”. Otros títulos como director incluyen “Wrong Cops” (2012), “Reality” (2014), “Keep an Eye Out” (2018) protagonizada por Benoît Poelvoorde y Grégoire Ludig, “Deerskin” (2019) protagonizada por Jean Dujardin y Adèle Haenel, y “Mandibles” (2020) protagonizada por Grégoire Ludig y David Marsais.

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